TODOS EN PIE!!. EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO… AMEN. PODEIS SENTAROS.
Don Francisco era correcto, educado, disciplinado, tradicional, de sonrisa entrecortada y extremadamente tímido. Me enseñó a perseverar, a construir día a día, a apreciar el buen hacer, a amar el deporte. Don Joaquín, con su buen sentido del humor, su simpatía, entusiasmo y vitalidad, me enseñó a disfrutar aprendiendo, a jugar con las matemáticas, a divertirme. Don Juan, con su locura, me enseñó a tirarme en paracaídas, a entender que a veces hay que lanzarse al vacio para descubrir, para avanzar, para sentirte vivo.
A mis maestros los recuerdo con cariño, como a mis segundos padres y a tod@s mis compañer@s de clase con mucha gratitud, como a herman@s. La verdad es que fueron años muy felices a pesar de la tempestad esfervescente de la adolescencia. Me recuerdo bastante correcto en clase, tranquilo, extremadamente reservado, tímido y cauto. Mi tendencia a pasar desapercibido y en segundo plano marcaba la pauta para atender en clase y no tener que casi estudiar en casa. Podría parecer prepotente y encreido, pero mi realidad era quizás más penosa que lo que posiblemente aparentaba. En realidad era una mezcla de un latente júbilo y sufrimiento, y quizás debido a mi carácter, desarrollé cierta capacidad de observación que hacía cuestionarme casi todo lo que ocurría a mi alrededor. Esto por una parte hacía sentirme íntegro pero por otra, impregnado de una angustiosa soledad. En fin fueron años maravillosos que marcaron un antes y un después en nuestras vidas y que en cierta medida determinaron lo que hoy somos. Fueron tantas horas, situaciones y experiencias compartidas que jamás podré olvidar.
El día del encuentro fue genial y especial. Al encontrarme en mi colegio con mis maestros y tod@s vosotr@s, de sopetón, no cabía en mi mismo. Cada vez que descubría vuestros rostros era como un impacto que atravesaba mi alma y mis entrañas. Me encontraba como entre dos aguas, con la sensación de estar fuera de mi presente, descolocado, fuera de órbita y desconcertado pero consciente de que era un momento único que no merecía desaprovechar. Fue curioso porque al principio me costaba identificaros, pero con el transcurso del tiempo os miraba y parecía no haber pasado ni un segundo desde entonces. Se quedaron muchas cosas en el tintero y me hubiese gustado que el tiempo se detuviera para poder continuar. Fue una verdadera sorpresa y sinceramente agradezco vuestra asistencia, gracias.
Quisiera que este contacto que iniciamos con el encuentro, no desapareciera, y creo que este blog podría ser una buena herramienta para conservarlo vivo. Os animo a utilizarlo, escribiendo, comentando, recordando, respondiendo, animando, preguntando y proponiendo. No os desaniméis compañer@s. No dejadme solo. “ LA VIDA ES BELLA “. Os quiero.
Rafa Durán.